“Definitivamente vale mucho el esfuerzo de la madre el tomarse el trabajo cada día de asegurarse,
en primer lugar, que sus hijos pasen a diario varias horas entre elementos campestres y naturales;
y en segundo lugar, inferirles, o más bien, enseñarles a apreciar el amor de investigar..."
Charlotte Mason, Vol 6
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En casa le damos una especial importancia al estudio de la naturaleza y aplicamos las máximas de Charlotte Mason al respecto: mucho tiempo fuera y contacto directo con la naturaleza, el conocimiento que se adquiere mediante la vivencia permanece en el tiempo, pues es el verdadero aprendizaje.
Los niños tienen una curiosidad innata por todo lo relacionado con la naturaleza, así que alimentamos esa curiosidad que les llevará a desarrollar la observación y dejamos que experimenten. Nos parece más importante y significativo que ponerlos a estudiar un libro de ciencias. Además el contacto con el mundo natural les enseña a respetarlo y a ser conscientes de la importancia de su cuidado.
"Déjalos una vez estar en contacto con la naturaleza y un hábito se formará,
que asegurará ser una fuente de deleite y permanecerá de por vida..."
Charlotte Mason, Vol 6
Por ende,
el desarrollo del hábito de observar que adquieren con el estudio de la naturaleza,
se aplicará a otras áreas de la vida o del estudio del niño. Un niño que ha aprendido a observar los panales de abejas o avispas, sabrá encontrar la belleza en la geometría, el niño que es consciente del cambio cromático a través de las estaciones, sabrá apreciar mejor una obra de arte, cuando plasma en su
Cuaderno de campo o Diario de la Naturaleza lo observado, está trabajando composición, ortografía, etc. etc.
El estudio de la naturaleza salpica todas las áreas de la vida.
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El acercamiento a la naturaleza se produce en los primeros años de manera informal, aunque introduciendo siempre el conocimiento del entorno a través de los nombres de los accidentes geográficos que nos encontramos (con lo que trabajaremos geografía), el nombre de los árboles, plantas, animales, etc. para ir poco a poco profundizando en los detalles.
Buscamos pues no sólo el conocimiento académico, si no el aprendizaje práctico.
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Además de nuestro estudio de la naturaleza in situ,
en casa disponemos de un terrario que va alojando temporalmente animales diversos, ya hemos tenido gusanos de seda, un cangrejo de río, insectos diversos,... Con la mudanza se nos descoló y hemos estado tan liados con otras cosas que olvidamos pegarlo, así que cuando a finales de agosto, cavando en el jardín nos encontramos con unos huevos de lagarto y varios capullos, tuvimos que improvisar con un bote de plástico.

En la foto no aparecen, pero en los días siguientes fuimos añadiendo inquilinos :)
El primero en salir fué una mariposa, ¿no es hermosa? ¿Podría ser
phragmatobia fuliginosa?
La observamos y luego fué puesta en libertad.
A principios de septiembre llegó la sorpresa, una mañana descubrimos que habían nacido dos de los lagartos.
Ohhhhhhh qué descubrimiento tan maravilloso para los peques!! yo ya había "criado" lagartos por el mismo método cuando era pequeña, así que para mí también fué emocionante volver a ver este pequeño milagro. Hablamos de los animales ovíparos, de los animales de sangre fría, de su necesidad de calor, buscaron información sobre sus hábitos alimenticios, ...
Al cabo de una hora fueron puestos en libertad. Los peques se encargaron de sacarlos con mucho cuidado.
Y los dejamos sobre la piedra bajo la que está enterrada Cuki, nuestro hamster.
Aquí están los primeros.
No hacía sol ese día, pero se quedaron un ratito sobre la piedra, quien sabe si despidiéndose :) hasta que corrieron a esconderse en el santuario de chapas.
Los días siguientes nacieron los otros dos, que fueron puestos en libertad exactamente igual que sus hermanos mayores.
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vivir es aprender.